El pequeño productor agrícola no puede ser competitivo en cantidad sino en calidad, que en última instancia determina el precio.
Algunos se están preparando para este cambio de perspectiva y se apuntan a iniciativas donde la colaboración y la solidaridad prima sobre el interés puramente capitalista de las grandes empresas
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adopta un productor

Manuela Laganara, CEO & Founder di MANDORLE (una marca europea registrada, referente en los productos de la almendra italiana), es la promotora de “Adotta un Mandorlo”, una Asociación sin ánimo de lucro que actúa en pro de la revalorización del cultivo tradicional de las almendras en Italia.

Adotta un Mandorlo es un claro ejemplo de esta nueva visión de futuro, destinada en este caso a aquellos pequeños productores de almendras (pero podría ser interesante también para otros productos) quién actualmente sufren en su propia piel los agravios de una economía puramente capitalista.
Los cultivos a gran escala, los precios muy bajos pagados al cultivador, además del parón de la economía en general a causa del azote del Covid19, son solo la punta del iceberg.

Todo lo que nos ha explicado Manuela durante nuestra larga entrevista, daría para varios capítulos de telenovela:

“La competencia es despiadada”- expone Manuela, cuyo conocimiento del sector y de sus problemáticas es indiscutible – el mercado mundial está invadido por las almendras de California, quien exporta el 80% de su producción y a unos precios más bajos que las nuestras.
A parte el desastre ambiental causado por una política agrícola muy agresiva, para ellos existe también el problema de los niveles de aflatoxinas (toxinas producidas naturalmente por ciertos mohos que están vinculadas al cáncer y que se desarrollan durante los períodos de almacenamiento de las almendras) que para las almendras californianas son superiores a 4 microgramos por kilo, mientras el producto italiano tiene niveles mas bajos (los últimos niveles permitidos de aflatoxinas, según la Comisión Europea, son de 4 µg/kg a 10 µg/kg.).
De todas formas, a lo largo de los años hemos visto la dificultad de encontrar un producto italiano, porqué su sistema de producción tradicional no es competitivo a nivel de precios y por eso se ha ido abandonando el cultivo”.

almendras

LAS ABEJAS Y EL DESASTRE AMBIENTAL

Los californianos se han convertido en maestros del cultivo de la almendra en los últimos 50/60 años, cultivan 24 variedades en total, pero sus prácticas causan estragos al medio ambiente y a la naturaleza.
Los agricultores y apicultores “alquilan” abejas a los productores de almendras, que las transportan de un lugar a otro aturdidas con gas; luego las despiertan repentinamente para polinizar, ya que el almendro florece en febrero (mientras que las abejas, a causa de las bajas temperaturas, se toman un descanso justo en este período).

Es un procedimiento del todo anti natural, las abejas al final de este proceso deben ser devueltas a su lugar de procedencia y en todo este pasaje, mueren en abundancia.
Por ello, los apicultores perjudicados, que se encuentran sin abejas para polinización y para hacer miel, se han decidido a denunciar estas prácticas abusivas.

LOS CUSTODES DE UN TESORO

En Italia existen 600 variedades de almendras, muchas de estas son antiguas y expresan, como el vino, todo lo que es la esencia del territorio; además de las diferencias morfológicas entre el árbol y la cáscara, la fruta, la cáscara y el valor nutricional también son diferentes.

“Los agricultores deben entender que son parte de un patrimonio nacional – dice Manuela -creo que debemos partir de lo que tenemos y en este caso, los cultivos de almendro son un tesoro que necesita ser protegido y revalorizado”.

El almendro envuelve literatura, teatro y gastronomía y podría reactivar toda la actividad turística. Las empresas invierten en marketing verde, y también puede ser interesante para un chef al que le gustaría poner unos almendros para su propia producción.

“La propia Ferrero ha plantado una arboleda de almendros “Vinciatutti” en el Piamonte, para su uso en sus productos, aunque la variedad no sea autóctona. No obstante, según que zonas aún no encontramos el favor de los agricultores porqué piensan mucho en lo inmediato; la realidad es que subvencionan la remoción de árboles viejos y la plantación de nuevos.
Yo creo que está bien regenerar – sigue Manuela – pero los productores son capturados por valores de rendimiento (16/18 kg. por planta para variedades locales antiguas, contra los 25 kg. aprox. de las variedades comerciales) y se preocupan solo por una alta productividad.
Pero si hacemos bien los números, aunque en un cultivo intensivo hay hasta 2500 plantas por hectárea contra las 300 plantas tradicionales, luego requieren mucho más cuidado y más costes (fertilizantes, agua y varias operaciones).

Además, la vida útil de producción del cultivo intensivo se reduce a la mitad con respecto a la tradicional; con la almendra comercial obtienes alrededor de 80 centavos, máx. 1,50 / 1,70 euros, contra los 7/10 euros el kg. de las variedades antiguas.
Así que ¿Por qué tienes que persistir en hacer lo que hacen los demás?”

CÓMO DAR DIGNIDAD AL PRODUCTO ITALIANO

“Adotta un Mandorlo” es una elección de negocio diferente, algo en lo que hay que creer e invertir tiempo y confianza. El proyecto funciona así: – explica Manuela – con la adopción de un almendro, por el apoyo que le das a toda la iniciativa te entregamos el Certificado y la Medalla de Adopción; se colocará una placa de madera grabada con su nombre en el almendro para identificarlo y además recibirás 3 kg. de almendras directamente del árbol que hayas adoptado.

Los adoptantes nos ayudan así a crear conciencia y luego un conducto para que los productores puedan vender sus almendras.
Por otra parte, los agricultores reciben las subvenciones europeas a través de la asociación y el dinero se les entrega como donación. Hacemos un contrato no vinculante con el productor, le damos una contribución de 25 euros por planta; luego con el exceso de producción de la misma hace lo que quiere o lo vende a través de nuestro canal.

Para recibir dichas subvenciones se debe tener un sistema de riego, un árbol cada tres metros en lugar de 6 por 6 (las almendras tienen que ser cultivadas como producto local tradicional) y gracias a este sistema de adopciones lo logramos. Nosotros hacemos los injertos necesarios si hace falta, mientras los cultivadores se preocupan del cuidado y cubrir los gastos normales de conducción hasta llegar al momento productivo en el caso de nuevas plantaciones (¾ años).

Entre otros beneficios importantes, a través de la asociación el dinero se entrega como donación, no se contabiliza como ingreso, por lo tanto, hay una ventaja fiscal, además de un trabajo detrás de análisis de las variedades; preparación de los injertos; seguimiento de las arboledas de almendros además de las herramientas que proporcionamos para realzar el producto nacional a través de la comunicación en redes sociales. Queremos consolidarnos como la gran voz de las almendras italianas”.

almendras

ALMENDRAS Y GASTRONOMÍA

La almendra es uno de los principales protagonistas de la tradición gastronómica de muchas regiones italianas; sabrosas y versátiles, forman parte de muchas recetas, tanto dulces como saladas.

Entre las 20 variedades de almendras más conocidas en Italia, en primer lugar, ciertamente está Sicilia con la “Pizzuta d’Avola” y la “Tuono” de Apulia; ambas muy utilizadas en la pastelería típica tradicional y las más apreciadas en los mercados internacionales.

La almendra siciliana, con su toque más amargo es el ingrediente principal del mazapán y la pasta de almendras, mientras que la Tuono de Apulia, que es más dulce, es perfecta para el pesto. En recetas de otras regiones, por ejemplo, las almendras son uno de los ingredientes fundamentales de los “cantucci” de la Toscana; los “amaretti” blandos de Piamonte; la tarta “caprese” napolitana y etc. etc.

Justo en este amplio recetario tradicional, es donde encajan perfectamente las variedades antiguas locales:

“Si hago cantucci en Florencia en el siglo XI, no puedo pensar que las almendras me vinieron de Sicilia, el famoso turrón de Cremona debe haber nacido con las almendras de Mantua. En aquella época no era sostenible y por eso hay variedades en todas las regiones – comenta Manuela. Por lo tanto, se puede pagar el producto local de todos modos, sin agregar el costo de almacenamiento, transporte, aduanas, etc.; al final cuesta mucho menos, así que mejor pongo este dinero en la mano del cultivador. Esto es como si tuviéramos el petróleo: ¡Preparémonos para que conozcan nuestro tesoro!”.

De hecho, hay un mercado potencial muy interesante de empresas “Green” que buscan proyectos sostenibles, chef estrellados, productos gourmet, etc.
El mayor problema del cultivo italiano de almendras es el sistema de asociación, porque no existe en Italia. Los cultivadores son parte de un patrimonio nacional y en lugar de mirar solo su pequeño jardín, es muy importante entender que son custodios de plantas antiguas.

Notas: algunas de las imágenes utilizadas en este artículo  han sido cedidas por “Adotta un Mandorlo”