panettone

Es hora del Panettone: creo que este año, más de uno se ha planteado saltarse el confinamiento para conseguir uno hecho por un pastelero artesano italiano.

El panettone nunca puede faltar en la mesa de un italiano, sobre todo durante estas fiestas, donde grandes y pequeños suelen disfrutar de su dulzura y bondad; el pan rico del Medioevo, perfecto para seguir la tradición, es el postre más famoso de Italia, al menos en Navidad.

Pero aquí, no estamos hablando de cualquier panettone, sino de uno que sea bueno y además hecho por un pastelero artesano italiano fuera de su territorio de origen.

Y es que, aunque cueste 4-5 veces más que los que se encuentran en el supermercado (elaborados con ingredientes “falsos”), hay una enorme diferencia de calidad.

Para comprobarlo, lea la etiqueta, sabiendo que el panettone tradicional artesano contiene harina, huevos, azúcar, mantequilla, pasas, fruta confitada, ralladura de limón. Sin saborizantes, conservantes, jarabes, glucosa… esas cosas no tienen que estar ahí.

Así que, para todos los italianos que este año no han podido realizar su migración habitual de estas fechas y los españoles que quieren probar un poco de Italia sin viajar, hay buenas noticias.

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UN MAESTRO PASTELERO ITALIANO EN GRACIA

Nicola di Caterino de 27 años, Maestro Pastelero originario de Aversa (Caserta), trabaja en el mundo de la pastelería desde los 15 años y habla de su “maestro” como un segundo padre que le enseñó todo. Apasionado de la cocina, es un gran trabajador y siempre está al pie del cañón en la Pasticceria di Gracia en Barcelona.

Enrico y Bárbara, dos de los tres socios que desde hace tres años han emprendido este negocio, están muy contentos de los resultados obtenidos y del éxito de sus pasteles y dulces italianos que prepara Nicola:

“Gracias a Nicola y a su capacidad de trabajo, podemos ofrecer una amplia gama de tartas y pequeña pastelería italiana, tales como la pastiera, la tarta caprese, bigné, cannoli, milhojas y croissants con mermelada de naranja o albaricoque; especiales con trocitos de pistacho, avellana, nata, etc. – explica Barbara – y ahora, en las fiestas de Navidad, el panettone, que ofrecemos no solo en su versión clásica milanesa, sino también con crema de chocolate, de avellana, de pistacho.
Hemos descubierto que el catalán es muy curioso y abierto a probar cosas nuevas – sigue Barbara – y pronto comenzaremos con el otro dulce de Navidad italiano, el “pandoro”; tenemos pensado además ofrecer un vino malvasía de un productor catalán de Girona para maridarlo con nuestra pastelería”.

¿PANETTONE CREATIVO O CLÁSICO?

La receta clásica requiere algunos ingredientes simples: harina, mantequilla, azúcar, cáscara de naranja, huevos, levadura madre y, según el lugar donde se elabora, el panettone se distingue por el de la escuela milanesa (sin glaseado), o el de la escuela piamontesa (con glaseado).

A estos les añadimos las variantes más modernas del panettone creativo, con cremas de varios gustos u otros ingredientes y el panettone salado, como por ejemplo con pesto y tomates secos, aceitunas y parmesano; speck, cebolla y queso fresco, etc. que se suele servir como entrante.

Pero para todas las variantes, la preparación de la masa necesita de mucha paciencia y maestría.

MISIÓN “CASI” IMPOSIBLE

De todas formas, si queremos comprar el panettone artesanal hecho por un pastelero italiano en Cataluña, la cosa no se pone fácil. Hoy por hoy, después de investigar mucho, he descubierto que no obstante los muchos italianos que viven en Cataluña, apenas hay pastelerías italianas.
Por el contrario, unas cuantas pastelerías locales se han lanzado en ofrecerlo y además se apuntan al recién estrenado concurso al mejor Panettone Artesano del Estado.

Pero seamos honestos, mímate con un buen trozo de panettone, hecho como bien sabe hacer un maestro pastelero italiano ¡y verás como eso puede mejorar nuestro estado de ánimo en un plis plas!

UN POQUITO DE HISTORIA

El panettone nació en la capital lombarda (Milán), hace siglos y siglos y hay quienes afirman que sus orígenes se remontan al 1200. En ese momento, tan lejos de nosotros que es casi imposible seguir la pista, parece haberse extendido como un pan enriquecido con levadura, pasas y miel, mucho más grande que otros productos horneados y, por ello, llamado panettone.