
Acaba de pasar la Navidad y la última fiesta, los Reyes Magos, en Italia corresponde a la “Befana”, la anciana tan querida por los pequeños del país; con este día se cierra, a principios de enero, la época más mágica del año.
Navidad, San Esteban, Nochevieja y luego los Reyes Magos, es el momento de las grandes cenas, de estar junto a amigos y familiares para saborear mil manjares y charlar en compañía.
Este es un período vertiginoso, porque además de los regalos, hay que encontrar el tiempo y las ideas para los menús festivos: elegir qué platos y recetas sofisticadas preparar para que los familiares las prueben, comprar los ingredientes y productos gourmet, a veces una trufa blanca o negra, un buen vino, etc.; por ultimo, pero no menos importante, decorar la mesa desplegando la creatividad, para conseguir que esta sea atractiva y acorde con el ambiente festivo de esos días.
El ambiente es verdaderamente mágico, especialmente al final, el día de los Reyes Magos, cuando los niños esperan a la Befana, una brujita anciana vestida de harapos, que lleva dulces a los niños buenos o carbón a los malos volando en una escoba.
Cada región de Italia tiene sus propias costumbres y tradiciones para celebrar el día; seguramente el ritual del calcetín, colgado sobre la chimenea y relleno de dulces (o carbón), es el más popular en todo el país.
La fiesta de la Epifanía, que se celebra el 6 de enero en toda Italia, es una fiesta tradicional profundamente sentida y representa la cola final de las celebraciones navideñas italianas.

Platos típicos y dulces en la mesa italiana
La Navidad es una fiesta muy tradicional para los italianos, la noche del 24 de diciembre hay una gran reunión familiar y es el triunfo de los platos a base de pescado o queso; los platos de mariscos, almejas y mejillones son igualmente, si no más, suntuosos y ricos, mientras el caldo de capón con raviolis suele ser una alternativa como primer plato, luego el pescado junto con ensaladas y verduras variadas.
El 25 de diciembre es el día de la gran comilona, que incluye pasta al horno (como lasaña, canalones) además de platos a base de carne: capón relleno, cordero, estofado con vino Barolo, “vitel tonné” (carne de ternera en lonchas recubierta con una salsa a base de atún en aceite, anchoas, yemas de huevo, vinagre, alcaparras, caldo de cocción y jugo de limón) etc.
El día 26 normalmente suele ser más libre y creativo: tartas y quiches, muffins, ricas sopas y podemos elegir entre muchos aperitivos, a base de pescado o carne.

Para fin de ano, no puede faltar un buen “cotechino o zampone” (una especie de salchicha elaborada con carne de cerdo que se cocina dentro de su propia piel) y el gusto de invitar.
Esta especialidad está muy extendida en todas las regiones de Italia, pero especialmente en el norte del país.
La tradición dice que es el alimento a degustar el primer día del año o el último, acompañado de lentejas, para atraer la buena suerte; otro ritual, además del cotechino, es besarse bajo el muérdago.
Para una Navidad perfecta, desde que tengo uso de razón, nunca ha faltado el panettone, que es el dulce protagonista de las mesas de los italianos; original de Milán, hay varias leyendas que se remontan al siglo XV, a la época del ducado de los Sforza. En definitiva, todos los paladares deben quedar satisfechos durante estos días de fiestas y cenas que se alargan hasta al infinito, pero que se disfrutan con sumo placer.

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