Alba

Cualquier fin de semana es bueno para que decidamos acudir a la Feria Internacional de la Trufa Blanca de Alba y especialmente cuando la ciudad se transforma en una aldea medieval.
Lo demuestran los 200.000 visitantes que acuden durante el weekend dedicado a “I Borghi”, las antiguas aldeas medievales.

Platos excelentes, juegos y diversión de otros tiempos: todos los espacios del centro histórico de la ciudad están ocupados y cuesta moverse entre tanta gente que, boquiabierta, pasea día y noche entre fogones y parrillas, balas de paja, artesanos y vendedores de productos del territorio.

Otro punto neuralgico de la feria es el Mercado Mundial de la Trufa Blanca, donde podemos descubrir y comprar no solo el preciado hongo sino también las excelencias gastronómicas expuestas en los stands de AlbaQualità, degustar vinos y exquisiteces, asistir a los showcooking y a los talleres de análisis sensorial.

¿Cuál es la mejor técnica para analizar una trufa?

Se toma el hongo con los dedos, se pasa debajo de la nariz una vez, luego se repasa otra vez durante 3-4 segundos y ya está. Para reconocer las variedades, saber si la trufa es buena y su punto de maduración, hay que practicar mucho o pedir la opinión de un experto.

Y si al final decidimos comprar, un experto verifica cada día los lotes que se ponen a la venta en la feria y asigna un número a cada una de las bolsas que contienen las trufas seleccionadas que se colocan en el mercado.

Aquellas que no son buenas se retiran, así como las que no se han vendido durante el día, que son retiradas por la noche. Esto previene el fraude en gran medida y además, si el consumidor encuentra defectos, puede llamar a la feria y solicitar cambiarlas.

Alba

Explorando el paisaje de las Langas

Todo está muy bien organizado para facilitar la visita y si además queremos explorar el paisaje de las Langas y visitar alguno de sus bonitos pueblos, podemos apuntarnos a alguna excursión: un paseo entre las viñas, buscar la trufa con un experto “trifolau”, asistir a una wine tasting en alguna bodega y probar la cocina tradicional de los restaurantes de la zona.

Ristorante San Marco

Las rutas del vino

El Piamonte representa el 7% de la superficie cubierta de viñas de Italia, con 280 empresas productoras de vino y más de 60.000 bodegas.
El Barolo, el Rey de los tintos, solo se cultiva en Piamonte y Valtellina y necesita de unas condiciones muy especificas (en California lograron cultivarlo, pero el sabor es diferente): la primera es la composición del suelo que también le confiere un color especial, luego la nieve es muy importante y el cambio de temperatura día / noche, cálido / frío.
Las cepas de Nebbiolo son las más preciadas del mundo, el coste por hectárea de tierra cultivada en Barolo/Nebbiolo alcanza el millón de euros. Descansar en un wine resort situado en las colinas del pueblo de Barolo, rodeado completamente por estos viñedos, es una experiencia inolvidable.
Otras variedades locales: Barbera, Brachetto (aromático), Dolcetto (seco), Vespolina, Ruché, Pelaverga (vino perdido y recuperado en la zona de La Morra, fuerte y especiado) entre los tintos; Arneis, Cortese, Erbaluce, Favorita, Nascetta y Moscato (aromático y dulce) entre los blancos.
Otro pueblo muy conocido es Canelli;  su producción del típico vino espumoso “Asti Spumante”,  hecho con la variedad de uva blanca Moscato y  sus cuatro bodegas centenarias, declaradas patrimonio UNESCO de los paisajes vitivinícola Langhe-Roero-Monferrato en el año 2014, lo han convertido meta imprescindible para los amantes del cava italiano.

la trufa blanca de alba